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sábado, 30 de marzo de 2013

Heno


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A veces sueño con heno,

es un olor que lo impregna todo.

El sueño luego se difumina,

se va consumiendo

en la brasa de mi cigarrillo,

como una supernova que ilumina la oscuridad

con su muerte.

 

Caballos.

Me gustan los caballos...

 

Veo ahora, en mi vigilia,

que alguna vez fui para ti

un animal indomable.

Ahora ya no se quién soy

y creo que me importa demasiado

como para preguntarte.

 

Estoy en vela,

soy centinela

a solas en la noche,

pero quisiera dormir

para encontrarte

en mi travesía onírica.

Tú, fresca e inocente en medio de mi sueño.

 

 

Pero no será...

Despertaré y solo quedarán

unas pocas briznas de hierba,

fragantes de almizcle,

sobre mi almohada.

 

 

 

jueves, 28 de marzo de 2013

Canción del amante cobarde

 

 

 

 

 

 

 
















Cuando en primavera pensé que me amabas

creció trigo verde en mi corazón,

lo molió el torno amargo de tu mentira y para el otoño se volvió dolor.

 

Tú argumentas: Era miedo.

Yo digo: Fue cobardía.

 

Como ilusión de luciérnagas tu luz que de luz me hería,

que no era luz ni era fuego ni rayo de sol caliente,

solo relumbre de ascuas sobre la tierra baldía.

 

Tú dices que me quisiste.

Yo sé que no me querías.

 

En la playa hice una hoguera con pino y azahar

vino la galerna, con su viento negro y el mar la apagó,

con salitre y lágrima se anegó mi amor.

 

Tú que lo has matado,

ahora entiérralo.

 

Compre una cajita, un pequeño ataúd

metí mi amor dentro, envuelto en papel,

su cuerpo aún caliente y el cuervo grazno:

 

Tú que lo mataste

ahora entiérralo.

 

Tu disculpa: Fue por miedo.

Mi certeza: Cobardía.

Tú dices que me quisiste, yo sé que no me querías.

martes, 26 de marzo de 2013

Buena navegante soy


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

Buena navegante soy,

si hay viento y no puedo atracar en el puerto,

fondeo en un lugar seguro hasta que este cese.

He cruzado La Mancha en medio de la tormenta

de Dover a Caláis,

en pleno diciembre.

Saboreé los peligros del estrecho,

templado mi ánimo, muchas veces

en esas travesías de invierno,

con una pinta de cerveza y un whisky chaser,

mientras pasaba el tiempo charlando con las chicas de Essex.

Estoy acostumbrada a los caprichos del mar.

De Harwich hasta De Hoek en Holanda,

vi las olas venir de proa,

el barco capeándolas, a la bretona,

no me espantaban estrellándose contra el casco.

Los buenos navegantes siempre terminan por llegar a puerto

y si el viento es un problema,

paciencia,

fondearemos.

Tenemos todo un bar para nosotros.

Bebamos, bebamos, marineros,

echaremos el ancla hasta que pase la tormenta

y la camarera rubia complaciente de la barra del fondo,

nos deleitara con una de sus canciones en el karaoke.

lunes, 25 de marzo de 2013

Primer recuerdo de la bitácora: La fragilidad de la vida y el amor


 
 

 

Tengo cuatro años.

 

En el recibidor hay un armario de obra

 

decorado con grabados de pájaros;

 

Son loros y guacamayos, tucanes.

 

Vengo del colegio,

 

del parvulario.

 

Me dirijo a mi madre,

 

le pregunto:

 

-Mamá, ¿yo algún día me moriré?.

 

Hay un silencio incómodo,

 

nadie se espera eso de una niña.

 

-Hum, bueno, que pregunta...

 

-Pero algún día me moriré, ¿no, Mamá...?

 

-Sí.

 

La respuesta crea un eco,

 

es como si el tiempo se hubiera detenido.

 

-¿Y cuándo será eso, Mamá?

 

¿Cuántos años me quedan?

 

-Cállate, eres una niña impertinente.

 

-Yo lo quiero saber, Mamá, ¿cuántos años,

 

70, 80, 100 años?

 

- ¿Un siglo? Bueno, no lo sé, en todo caso, muchos años,

 

eres todavía muy pequeña.

 

-Yo sé que un día me moriré, Mamá. Lo sé.

 

-Si hija, pero para eso queda aún mucho tiempo,

 

vamos, te voy a preparar la merienda...

 

- Y el amor, mamá, ¿Me enamoraré, Me casaré, me querrán?

 

- A este paso, no te aguantara nadie,  hasta a las profesoras del colegio

 

las tienes horrorizadas....

 

 

 

Atardece en un recibidor polvoriento, con armarios polvorientos en una ciudad provinciana hecha de polvo.

 

1969, Valencia, España.


 

sábado, 23 de marzo de 2013

Busco la magia


 
 
 

 

Busco la magia

 

Busco la magia que lo trajo todo.

 

La busco en otros cuerpos,

 

en otros ojos que me miran

 

pero no son como los tuyos.

 

 

 

No te encuentro,

 

sigo aquí, atrapada en la balsa de mi memoria,

 

sola, en medio del mar,

 

naufragada.

 

 

 

¿Dónde estará mi isla,

 

la dársena donde descansaré?

 

El mundo es demasiado grande sin ti,

 

demasiados puertos

 

y solo un amor.

 

 

 

Tú,

 

has malogrado mi espíritu marinero

 

 
 

viernes, 22 de marzo de 2013

Maruzzella: Interpretación personal de una canción napolitana

 


 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Ohé!

 

¿A quien escucho?,

 

Me voy aproximando, deprisa.

 

Ohé!

 

Te veo,

 

Ahí éstas,

 

¡Que la luna tenga piedad de mi!,

 

Porque, en esta marina, de Prócida a Resina,

 

dice la gente: “No te fíes de la mujer

 

ni del mal que te pueda hacer”.

 

 

Maruzzella, Maruzzè...

 

 

Miré dentro de tus ojos de mar.

 

me asomé al abismo,

 

vi mi vida reflejada en ellos.

 

Yo no te desagrado, lo sé,

 

Pero tú,

 

agitas mi corazón, tan fuerte,

 

cuando la noche se difumina,

 

sumergida en la pleamar ,

 

que me confundes.

 

Juegas conmigo,

 

al principio dices “si “

 

pero poco a poco, me haces morir.

 

Maruzzella, Maruzzé'...

 

 

 

Ohé!

 

¿Quién vendrá en mi ayuda

 

si tú no vienes?

 

 

Ohé,

 

has venido ardiente

 

y después te marcharas,

 

como si nada hubiera pasado,

 

mientras veo,

 

como me miras con tus ojos de loba.

 

Dame tu dulce boca, ya,

 

para beber de ella

 

y morir de una vez.

 

Los recuerdos de esta noche

 

serán de azúcar,

 

de sal de mar,

 

latirán en mi sangre por siempre.

 

 

 

Maruzzella, Maruzzè'...

 
 

 

martes, 19 de marzo de 2013

La vida por delante



 
 


Una vida lenta y dolorosa,

 

toda por delante de ti,

 

es lo que tienes.

 

El amor sólo llama a los elegidos

 

y a ti te salto en su ruleta de números impares.

 

Quizá tu fotografía adorne,

 

los anuncios de alguna nueva clínica con técnicas

 

de castración mental

 

modernas y sutiles.

 

Amar puede ser la causa de graves

 

e impredecibles males.

 

Amar mata.

 

Pero no te preocupes.

 

Tú ya lo dejaste.

 

Tú ya te quitaste de eso.

 

Fue molesto,

tal vez algunas noches, en sueños,

tus labios dijeron mi nombre,

 

pero ya paso,

 

que todo pasa

 

y todo se lo lleva

 

La vida, el olvido o la muerte

 

Por delante.

sábado, 16 de marzo de 2013

I´m on a bender (Dedicado a la memoria de Dylan Thomas)




















Autodestrucción,

sufrimiento,

busco siempre

aquello que se me niega.

Asceta del alcohol,

Sebastiana,

todas las flechas en mi carne,

todas ya, en firme,

clavadas.

Podrías sacar sólo una,

aquella primigenia,

la que más duele,

pero es demasiado trabajo para ti...

es complicado,

y además,

como tú sueles decir,

no cambiaría nada.

Déjame aquí,

aterida y sangrante,

amarrada a este árbol,

en medio del bosque

arrasado.

La tempestad vendrá,

la tormenta ya se anuncia

en mi martirio en vano.

Ciervo herido,

Artemisa sin arco,

poeta y asceta soy,

ni siquiera las pasiones más básicas

pueden liberarme de mi destino.

Ya estoy en la otra orilla,

El barquero se fue.

y no escucho tu voz,

porque no pronuncian tus labios

mi torturado nombre.

Muerte en vano,

sin propósito...

Pero tengo el récord,

lo conseguí,

puedo ya al fin,

descansar y abandonarme.

viernes, 15 de marzo de 2013

Hipocampo





















Hipocampo

Es viernes.

Vienes sin querer venir

con tu chaqueta de cuero marrón

a un café moderno.

Charlamos...

Me miras, y hablas, y me miras

tus ojos son de cierva,

húmedos,

destilan anhelo,

nostalgia...

son ojos de lluvia

los tuyos,

y está ahí,

esa magia,

por la que lo doy todo,

oculta en algún lugar,

escondida como el tesoro

de los cuentos.

Hablas, bajas la vista,

luego tus ojos vuelven a mí,

como retándome.

Lo huelo en el aire que te rodea,

lo veo en la manera que hinchas las aletas

de tu nariz,

lo siento en el vuelo de tus manos.

Mi hipocampo lo está, procesando,

mi cerebro antiguo, de reptil,

no se equivoca.

Está ahí...

Siempre lo estuvo,

porque esa es la esencia de las cosas,

Nada hay que pueda ser y no ser

al mismo tiempo.

Y yo, o me engaño mucho,

o tengo la certeza,

de que este día

no será nuestro último.


lunes, 11 de marzo de 2013

Extraños animales abisales

 

Tetralogía




Extraños animales abisales

 

 

Somos extraños animales abisales.

 

Aquí debajo la presión podría reventar

 

los órganos vitales de cualquier otro ser vivo,

 

pero nosotras estamos adaptadas al abismo

 

y podemos respirar nitrógeno puro.

 

Vivimos en el mismo fondo, hace ya demasiado tiempo.

 

Somos una fauna extraña, desconocida.

 

Victoria, la vieja imperialista dinosáurica mujer reina,

 

dudaba de nuestra existencia,

 

ni siquiera entrabámos en la lista de perversiones.

 

Aunque incomodamos a muchos,

 

a nadie le importamos demasiado.

 

Al fin y al cabo, solo somos peces mujer

 

que andamos con otras peces mujer:

 

peces abisales, con peces abisales.

 

 

 

Ya lo dijo Jeannette en los ochenta:

 

“Las naranjas no son la única fruta”.

 

Somos quienes somos y amamos lo que somos.

 

Pero solo nos llegan migajas y despojos

 

hasta esta, nuestra fosa abisal.

 

Las criaturas del abismo

 

no somos graciosas.

 

No somos políticamente correctas.

 

No presentamos programas de televisión.

 

No somos inofensivas.

 

No somos visibles.

 

Nadamos y nadamos circularmente

 

en las insondables profundidades,

 

vírgenes o monstruos,

 

según vaya el discurso.

 

La imaginería popular

 

nos ha hecho huecas como muñecas rusas,

 

donde todos los tópicos caben,

 

unos dentro de los otros...

 

Soy una pez abisal,

 

no me reivindico.

 

Las peces abisales no nos reivindicamos

 

porque no hay nada que reivindicar.

 

Solo somos.

 

Aun en el abismo respiramos.

 

Pese a la alta presión hidrostática

 

seguimos con vida.

 

Vivir siendo una pez abisal es un milagro.

 

Es suficiente con entender el concepto,

 

entenderlo en la vida cotidiana,

 

y yo, pez abisal entre las peces abisales,

 

Entiendo...

 
 

 






 





















Clasificación de la Fauna Tríbadica Abisopelágica


                                                        Tríbadas Abisopelágicas

eso es lo que somos.

Vivimos y nos movemos en el abismo

donde no llega la luz ni su reflejo,

constituimos una especie antigua, aunque desconocida

para la mayoría dominante.

Aunque, a veces, nos aventuramos fuera

cuando el sol ha caído,

en contadas ocasiones se nos advierte.

Entonces nos movemos, invisibles.

en bancos como los arenques

o en parejas como los peces mariposa.

Algunas de nosotras somos solitarias,

como los celacantos en el índico.

Es posible observarnos, con dispositivos infrarrojos,

en los bares y tugurios destartalados del abismo,

libando licores sin marca en vasos sucios,

detrás de puertas cerradas.

Debido a la oscuridad de nuestras vidas cotidianas

tenemos déficit de calcio.

Somos desconocidas y oscuras criaturas,

nosotras, que existimos sin ser vistas.

Aunque, estas condiciones tan contrarias a la vida,

han contribuido a que desarrollemos

extraños y útiles mecanismos de supervivencia.

 

 


 






 









El motín de los peces silenciados











Las criaturas de las profundidades abisales no tienen nombre.

Los hombres les negaron el verbo y la palabra,

carecen de ellos

como instrumentos de flotación.

No pueden ni deben hablar.

Un plomo invisible las hunde en su condición de subordinadas.

Monstruos extraños, condenadas al silencio,

relegadas a la no existencia,

no pueden escuchar su propia voz,

sus cuerdas vocales mutiladas desde el principio del tiempo.

Están mudas, aisladas, indefensas,

sus vidas en la sima sentenciadas

 por una máxima afilada como arpón de ballenero:

“Lo que no se nombra, no existe”.

Sirenas abisales,

condenadas a no ser,

mudas, sometidas,

aplastadas por un techo de agua

tan pesado y denso

como el mercurio.

Hoy los seres sin voz,se han cansado del silencio,

y es que las corrientes marinas del abismo van cambiando,

porque ellas, animales sabios, las transforman con su esfuerzo.

 Las peces abisales, en el mar profundo,

abren al fin sus bocas antiguas,

hablan, conversan, gritan, cantan.

Descubren el poder de las  palabras.

Sus voces se alzan, amotinadas, hasta alcanzar la superficie.

 

 


 
























 

La ascensión hacia el Piélago

Desde el lecho abisal,

con los pulmones heridos y constreñidos,

como pequeñas uvas resecas.

La embolia gaseosa abriéndose camino,

la sangre llena de nitrógeno tóxico...

Subo, voy subiendo,

emerjo, quiero emerger

a ese mundo extraño,

que aquí debajo llamamos El Piélago.

Donde los barcos navegan, donde el sol llega y calienta

las escamas de los otros peces.

Un mundo de diversidad,

 donde hay naranjas y limones

y peras y manzanas,

platanos y piñas,

guayabas y aguacates.

Estoy harta de la mojama y del sabor rancio

de la salazón abisal.

 

Algunas de nosotras se aventuraron antes,

muy pocas lo consiguieron.

Yo solo soy un pez hembra, antigua y ciega,

luminiscente, que no conoce la luz,

pero la luz va conmigo...

Nado, siempre hacia arriba.

Soy una pez anguila con aspecto de dragón

y de dragón valiente tengo tambien el ánimo.

De mi cola de Idiacanthus Antrostomus,

cuelga un sedal tejido con algas y saliva de las peces araña,

lleva enganchado un largo cable de acero,

que encontramos atado a un viejo batiscafo malogrado,

en el desierto abisal de la Fosa de las Marianas.

La idea es llevarlo hasta el Piélago y engancharlo, fuerte, de algún navio, subrepticiamente.

Soy la avanzadilla de la gran evasión de los peces abisales.

Soy una buena exponente del emergismo.

En algunas ocasiones, esforzándome,

he conseguido llegar hasta 250 metros de la superficie...

 

Si esta vez consigo sacar la cabeza del agua,

aunque me revienten los pulmones,

allí, en el bendito Piélago marino,

otras peces, despúes, vendrán detrás de mí,

me seguirán.

Agarrándose al cable, será más fácil para ellas.

Así, dejaremos de ser fósiles raros

que adornan los anaqueles de los museos de historia natural.

Olvidaremos el abismo, ya no habrá necesidad de él.

Conoceremos el mundo del Piélago

y el mundo del Piélago nos aceptará,

quiero pensar que nos aceptará.

Subo.

Voy subiendo,

Glup, glup...

Mis pobres branquias se están cerrando,

el corazón y la cabeza me estallan.

No pienso en nada más que en llegar al Piélago.

Soy una Pez Dragón, lúcida y decidida.

Nado arriba, siempre hacia arriba,

concentrada en mi importante misión.